A una vecina de Càlig le diagnostican un tumor renal en abril y aún no la han operado: «Falta personal»
Tras presentar una queja, le han dicho que «la dotación de sesiones quirúrgicas actual está siendo notablemente insuficiente»
Fina Marza ha recibido una carta en la que le explican que no la han operado aún por falta de recursos humanos. / MEDITERRÁNEO
En el mes de abril, a Fina Marza Llorens, vecina de Càlig, le detectaron un
, para ser más exactos, un carcinoma de células claras. Desde el Hospital de Vinaròs, donde confirmaron el primer diagnóstico, derivaron su historia al . Después de varias consultas, el 4 de junio firmó los papeles de consentimiento y le dijeron que «en un mes o mes y medio me operarían». A día de hoy, sigue a la espera.Desde que fue consciente de su diagnóstico hasta la fecha, Fina dice haberse sentido «muy poco acompañada», ha echado en falta un seguimiento periódico. Entiende que «habrá otras casos peores y más graves que el mío, pero según me han dicho, hasta que no abran, no pueden descartar que no sea un cáncer agresivo, y el tiempo pasa».
Aunque lo peor de todo este proceso, por detrás claro está de recibir el diagnóstico, fue cuando, tras presentar una queja ante
por el retraso, recibió una carta del gerente del departamento de Salud de Castellón, que le provocó la necesidad de exponer y denunciar una situación que considera muy grave por sus implicaciones para toda la población.En el texto, después de explicarle que la programación de las cirugías «sigue unas prioridades en función de criterios de gravedad y riesgo oncológico», le indica que «la solución a los problemas de la lista de espera quirúrgica no está en nuestras manos, teniendo en cuenta la dotación actual de recursos humanos y estructurales».
«La dotación de sesiones quirúrgicas actual está siendo notablemente insuficiente para poder intervenir los procedimientos oncológicos pendientes»
En la carta se incide en la «insuficiente asignación de sesiones quirúrgicas» del servicio de urología, que se suma a la reducción «en general» que caracteriza a los meses de julio, agosto y septiembre, y añade que «la dotación de sesiones quirúrgicas actual está siendo notablemente insuficiente para poder intervenir los procedimientos oncológicos pendientes».
Para acabar, lamentan la demora, que «con los actuales recursos humanos y de dotaciones de quirófano no es fácil mejorar».
Mientras tanto, Marza se ha gastado más de 1.000 euros en la sanidad privada, porque desde que supo que tiene cáncer (su madre falleció de esa enfermedad), le resultaba muy complicado vivir la espera con normalidad. Asegura que en el tercer TAC realizado recientemente en un hospital privado, le aseguraron que «el tumor ha crecido varios milímetros y tenía los ganglios inflamados».
Fina no puede evitar pensar que está en una carrera contra el reloj en la que le piden que tenga paciencia y espere. Reconoce que ha llenado esa espera de gestiones. Además de las pruebas en centros privados, la llamada más reciente que ha realizado ha sido al
, donde la han citado tras recibir la autorización del Hospital de Vinaròs para atender su caso, «pero no sé si me va a tocar pagar algo o no». En la Sanidad Pública, su próxima cita es el 26 de agosto con el anestesista.Con 48 años, pide «un poco de humanidad», por el impacto emocional, psicológico y físico que supone el diagnóstico del cáncer y porque tampoco le dan garantías de que el suyo sea un caso menor. Le han explicado que una vez en la mesa del quirófano, podrán decidir si necesita una extracción parcial o total del riñón afectado.
«Si no tienen medios, que los pongan. Que tengan un poco de humanidad»
Está tan preocupada como indignada, y exige que «si no tienen medios, que los pongan». En cuanto a las razones que la han llevado a hacer público su caso, asegura que «si todos nos callamos, las cosas no van a cambiar» y defiende que las listas de espera, desesperan a cualquiera que necesite una operación, «y con un cáncer, se hacen interminables». Incide en que no está señalando a los médicos, sino al sistema sanitario.
Cuenta que le detectaron el tumor por casualidad, mientras acompañaba a su padre ingresado por un derrame cerebral, por el que acabó falleciendo. Mientras lo acompañaba en el hospital se sintió indispuesta y tuvo que acudir a urgencias con un cuadro de vómitos por una infección bacteriana. El médico que la atendió detectó unos valores inusuales en sus análisis y así empezó todo.
Ahora sabe, por la última prueba que ella misma se ha pagado, que su tumor «tiene una evolución de crecimiento», tal y como reza el informe del TAC más reciente. Y con esas, se ve legitimada para denunciar públicamente la situación. «Si al abrir ven que se ha extendido, ¿entonces qué haremos?, ¿nos lamentaremos?», concluye.
elperiodicoMediterraneo
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