06 de agosto de 2020
Estimados compañeros y compañeras socialistas.
Es tiempo de hacer balance y de mirar hacia el futuro.Tras sucesivos procesos electorales celebrados en
2019, todos ellos favorables al partido socialista, a principios de año un Gobierno de coalición asumía la
dirección del país por vez primera. Un Gobierno progresista liderado por el PSOE y comprometido con
un acuerdo programático de gran alcance.
Elaboramos una agenda ambiciosa para afrontar las 4 grandes transformacionesque nuestro país tiene
por delante: la transición ecológica que preserve el medio y la vida; la transición digital que impulse
una economía más productiva; la cohesión social que estreche desigualdades sociales; y la plena
igualdad de la mujer.
Pero antes de que transcurrieran siquiera los 100 primeros días de gobierno, el coronavirus irrumpió en
nuestras vidas y paralizó el planeta entero. Lo urgente se impuso y tuvimos que volcarnos en tomar
medidas extraordinarias para afrontar la crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia.
Activamos el estado de alarma y paramos todo para salvar lo más importante: la salud pública. Gracias
a un descomunal esfuerzo colectivo doblegamos la curva de contagios y evitamos el colapso
hospitalario. Jamás olvidaremos a los miles y miles de víctimas de esta tragedia, entre ellos buen
número de compañeros de militancia, ni tampoco el ejemplo de nuestros sanitarios, investigadores y
trabajadores de los servicios esenciales.
El Gobierno de coalición progresista se desvivió para salvar vidas, también para salvar empleos y para
salvar empresas. Realizamos la movilización de recursos más voluminosa de nuestra historia.
Congelamos casi al completo nuestra economía para frenar los contagios. Desplegamos un escudo
social para proteger a los más vulnerables, amparamos con ayudas a los autónomos, asistimos a los
trabajadores. Y, antes y también en medio de la conmoción, aún fuimos capaces de acordar y aprobar
avances sociales históricos como el Ingreso Mínimo Vital, la subida del salario mínimo o el incremento
de las becas.
La situación sanitaria ha mejorado, pero el virus sigue ahí. Hasta disponer de una vacuna tendremos que
convivir con él manteniéndolo a raya con responsabilidad personal y respaldando las acciones que
impulsan las autoridades sanitarias de nuestras Comunidades Autónomas y que sostiene el Gobierno.
Las economías de todos los países han sufrido el mayor golpe en un siglo. En nuestro caso el impacto
ha sido especialmente contundente porque la pandemia ha restringido la movilidad y los contactos
personales, justamente dos condiciones clave para el funcionamiento de la industria turística que tiene
un peso excepcional en nuestra economía.
Una vez que dejamos atrás los meses de resistencia y confinamiento, iniciamos la reactivación que ya
empieza a reflejarse en las cifras de empleo y de actividad económica, Y tenemos por delante la tarea
colosal de la reconstrucción de nuestra economía, la recuperación.
Esta crisis es mayor que cualquier otra de la que tengamos memoria. Pero en esta crisis podemos contar
con un apoyo que jamás había estado a nuestro alcance en todas las situaciones penosas por las que
nuestro país ha atravesado. No estuvo disponible en la postguerra cuando nos vimos excluidos del Plan
Marshall por culpa de la dictadura franquista; no estuvo disponible en la Transición, cuando nos salvó
la responsabilidad y la unidad que se plasmó en los Pactos de la Moncloa; no estuvo disponible hace
diez años cuando todo el sacrificio recayó sobre los trabajadores y las clases medias. Esta vez se rompió
esa maldición histórica: España es parte de Europa y como tal reclamamos un nuevo Plan Marshall. Y
la Unión Europea ha estado a la altura y ha aprobado un Fondo de Recuperación sin precedentes que
aportará a España 140.000 millones de euros a lo largo de los próximos 6 años para amparar a los más
golpeados por la crisis y para reconstruir y transformar nuestra economía haciéndola más verde, más
digital y más justa.
Necesitamos otra vez, eso sí, unidad. La misma que tejimos desde los balcones durante el
confinamiento; la misma que alcanzamos gobiernos diferentes y aún opuestos en el gran acuerdo
europeo. Y los socialistas trabajaremos por alcanzar esa unidad con todas las fuerzas políticas
dispuestas a arrimar el hombro para aprobar los presupuestos de la recuperación.
Y necesitamos además instituciones robustas. Dotadas de la fuerza que procede de la ejemplaridad. Por
eso, ante las noticias sobre presuntas conductas reprobables del anterior jefe del Estado nuestra
respuesta ha sido clara:
- Nadie puede sustraerse a la transparencia de los medios informativos, ni a la acción de los tribunales.
Todo responsable público debe rendir cuentas de su conducta y así sucederá sin excepciones. Ahora
bien, una conducta irregular compromete a su responsable, no a la institución. Este principio afecta a
los agentes sociales, a los partidos, a los gobiernos autonómicos, al propio gobierno de la nación. No se
juzga a las instituciones, se juzga a las personas.
- El PSOE se siente plenamente comprometido con el pacto constitucional en todos sus términos y
extremos. La Constitución no fue una cesión ni una concesión. El peor error que podemos cometer es
regalar a los conservadores la exclusividad del legado constitucional. La Constitución fue una
conquista alcanzada con la lucha y el sufrimiento de los demócratas antifascistas. Como partido fuimos
arquitectos de una Constitución que propició una de las 20 mejores democracias del mundo y dejó atrás
una dictadura cruel e indigna con su rastro de infamia y dolor que nos seguiremos empeñando en
reparar. Nuestra Constitución ampara derechos sociales amplios que invocamos y que queremos
extender y hacer efectivos. Y reconoce y ampara la pluralidad territorial de las nacionalidades y
regiones que componen España. La monarquía parlamentaria es un elemento de ese pacto, no todo el
pacto. Todo el pacto es la Constitución y no se puede trocear y seleccionar a capricho. Somos leales a la
Constitución; a toda, de principio a fin. Y la defenderemos a las duras y a las maduras.
Tal como expliqué precisamente en el debate de investidura, los socialistas formamos parte de un
partido que tiene ya 140 años de vida. Nació cuando en España solo tenía derecho al voto el 3% de la
población porque para ejercer ese derecho se requería en primer lugar ser hombre y en segundo lugar
ser una persona pudiente. Integramos un Partido que nació sin otro apoyo que el de dos docenas de
trabajadores y profesionales que aportaban cada mes 50 céntimos de su salario para su sostenimiento.
En las elecciones que se celebraron hace 140 años, el PSOE no obtuvo ningún representante. Ni uno
sólo. Y, sin embargo, un siglo después, al restablecerse la democracia, ha gobernado España en más de
la mitad de las últimas cuatro décadas.
Somos un partido que ha predicado en el desierto hasta extender su organización y su influencia a todos
los rincones de España; que ha sobrevivido a la persecución y al exilio. Un partido que no se rinde; que
no desfallece. Un partido, señalé, que ha conocido todo tipo de situaciones y las ha encarado todas con
ánimo de superación.
España, que tiene tras de sí una historia tortuosa y convulsa, se ve sacudida de nuevo por una crisis
sanitaria colosal que nos ha situado a las puertas de otra crisis económica y social de grandes
proporciones. Nos corresponde una vez más a los y las socialistas la responsabilidad de dirigir el país
en una situación muy grave. Necesitaremos toda la responsabilidad y todo el esfuerzo de todos y todas
para estar a la altura. Desde las Casas del Pueblo y desde los Parlamentos; desde las organizaciones
cívicas y también desde las instituciones que gobernamos.
Sabemos cómo hacerlo. Seguiremos trabajando con los mismos principios que nos han guiado:
defenderemos las instituciones de nuestra Constitución democrática esforzándonos por dotarlas de la
máxima ejemplaridad; buscaremos la unidad y el máximo acuerdo frente a la división; y velaremos
para que prevalezca la justicia social y nadie quede atrás, abandonado a su suerte.
Un afectuoso saludo.
Pedro Sánchez Pérez-Castejón
Secretario General del PSOE