diumenge, 9 de febrer del 2025

El viejo PP de Camps llama a la puerta de Mazón

 







José Luis García Nieves

Ex del PP como Castedo o Fabra animan al expresident a presentarse para liderar el partido durante la presentación de su libro "Reenfocando España"

Camps, que está creando una plataforma con 300 afines, se ofrece para recuperar el PP de la mayoría absoluta sin aclarar si se presentará


Los asistentes a la presentación del libro de Francisco Camps en un hotel de València. / Miguel Ángel Montesinos


José Luis García Nieves


València 06 FEB 2025 21:51 Actualizada 06 FEB 2025 21:58

Era un día de fútbol, con un vibrante Valencia-Barça a pocos metros, pero en el antiguo Astoria, a un paso del Ayuntamiento, a medio paso de la nueva sede del PP de Carlos Mazón, se habló de martirio y redención. “Valió la pena el sufrimiento, no perder la ilusión”. Con este mensaje comenzaba Paco Camps, expresident de la Generalitat, la presentación su primer libro, escrito por Javier Más: “Reenfocando España”, en una tarde que se convirtió en una especie de un viaje al pasado.


El espacio tenía simbolismo: en ese hotel leyó su primera conferencia, ‘Valencianizar España’, como candidato a la presidencia de la Generalitat, hace más de dos décadas. Camps lo dejó caer, lo recordó, como quien no quiere la cosa. Y durante más de dos horas, quedó claro, por lo que Camps insinuó y por lo que explicitaron los asistentes, que Camps y el campsismo se resisten a desaparecer de la primera línea, incomode a quien incomode en el actual partido. 


¿Está pensando en volver a liderar el PP de la Comunitat Valenciana? El expresident no responde claro, pero responde: “Mi ambición es el PP. No sé cómo se enfocará, ya pensaremos cómo hacerlo, pero mi ambición es el PP. El PP tiene que volver a ser el partido que yo he conocido. Y trabajaré para que así sea. Cuando más fuerte es el PPCV, más fuerte es la C. Valenciana y España. No tengo otra tarea personal más importante que trabajar para el presente y el futuro del partido, y eso lo estoy comentando con una cantidad importante de gente que piensa igual que yo. Vamos a hacer fuerte de nuevo el PP”, señaló a la prensa antes del acto. 


Congresos a la vista

¿Habrá candidatura campsista en el próximo congreso regional del partido? “De momento lo que estamos haciendo es trabajar, trabajar, trabajar, recuperando el ánimo, la fuerza y la ilusión de lo que ha sido el PP a lo largo de tantos años de mayorías absolutas, el PP tiene la obligación de ganar por mayoría absoluta. Independientemente de que existan otros movimientos políticos, tenemos que recuperar los 1,2, 1,3 millones de votantes. No tengo otra tarea más importante que recuperarlos”.


Hay nostalgia de 2008, “cuando éramos una comunidad envidiada”, dijo, ya en la presentación, y Camps caminaba sobre las aguas del PP español. El expresident (dana al margen, de la que echa todas las culpas al Gobierno y exonera a Mazón, cuyo nombre flotó por momentos pero no se mencionó) ve la situación actual dentro de un ciclo de declive del PP, como si no hubiera existido la fragmentación política a izquierda, y también, a derecha, como si los suyos no estuvieran gobernando todas las instituciones: “El partido ha sufrido una primera división del voto en el 15 y otra en el 19”, dice respecto al 1,25 millones de votos que recibió en 2011 y que aún no han regresado al actual PP.


Camps no camina solo. Este jueves noche congregó a más 300 altos cargos y militantes de su tiempo, pero ninguno con nómina que dependa del PP actual. Allí se vio a históricos del PP y de las páginas de tribunales de los últimos 15 años, como Carlos Fabra, extodo del PP de Castelló, junto a su vicepresidente Francisco Martínez; Sonia Castedo, exalcaldesa de Alicante; exconselleras como Trini Miró, Belén Juste o Alicia de Miguel; exalcaldes como Juan José Medina o Emilio Llopis (guardia pretoriana de Alfonso Rus), Vicente Ibor, o Lorenzo Agustí, muy activo en la movilización del viejo campsismo; también exconcejales como María Jesús Puchalt, Alfonso Novo, o exaltos cargos como Josep Maria Felip. También Vicente Garrido, del Consell Jurídic Consultiu o Enric Esteve, de Lo Rat Penat. Mucho veterando de la ciudad. Familiares del recordado Pedro Agramunt y por supuesto la familia del expresident.


"Todo esto lo tiene que liderar Paco"

Y la mayoría de ellos tiene ganas de recuperar la voz. “El partido está hecho unos zorros”, decía una mujer desde el público, al final del acto. Los más cercanos, los de Valencia y sus comarcas, llevan meses realizando encuentros y comidas en Castelló y Alicante. Quieren ser escuchados en el próximo congreso regional. “Todo eso tiene que liderarlo Paco”, señala un veterano de la dirección provincial de Valencia. Se sienten apartados en un partido que se ha volcado hacia Alicante.


Dos de esos 'apartados', en primera fila, pidieron a Camps ese paso al frente. Sonia Castedo, con sutileza: Tengo claro que no te vas a rendir. Pero me gustaría saber si vas a seguir luchando. En la política de antes había honestidad, trabajo y seriedad. Sería importante poder a volver a presumir de una comunidad seria donde pueda volver a reinar”. Carlos Fabra, con brocha gorda: "¿Vas a estar dispuesto a encabezar la lucha por la presidencia del PP?". El público se remueve expectante y jaleando.


“Hay que saber que paso dar en cada momento”, responde el expresident, que sigue dominando el lenguaje palaciego. “Vamos dando pasos serios y sólidos. Cuando más pasos y más serios sean más capacidad de poder hacer realidad nuestro sueño: que el PP vuelva a ser el gran partido de los valencianos. Dios dirá”.


Jamás daría un paso que dañara al PP, dice. Pero reconoce que lleva meses viajando por pueblos y comarcas, hablando con viejos militantes que se han distanciado, formando “una gran asamblea”, dijo, que ya tiene a 300 exalcaldes o concejales. “Tengo claro que tengo un papel y Dios dirá cómo va creciendo de tamaño”.

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El libro negro de Mazón



Mazón piensa que el tiempo juega a su favor.

Mazón piensa que el tiempo juega a su favor. / EFE

El Partido Popular tocó aparentemente fondo en las semanas siguientes a la Gran Riada, en las que sus propias encuestas no le daban más allá de 28 diputados. Eso significaba un desplome brutal: 12 escaños menos de los que ahora tiene, tres por debajo de los que el partido todavía logró retener cuando Alberto Fabra perdió el Consell pero, sobre todo, veinte menos de los que los mismos sondeos le estaban augurando hasta el mismo día de la dana. Por decirlo gráficamente, Mazón se levantó el 29O como máster del Universo y se acostó como un perdedor.

En esas encuestas se constataba que el PSPV sufría. Pero menos: una pérdida, en el peor de los casos, de un par de escaños. Y quienes claramente se beneficiaban de la situación eran, por la izquierda, Compromís, y por la derecha Vox, ambos superando la veintena de diputados en los pronósticos. En todo caso, lo que esos sondeos reflejaban no era un juego de suma cero. No era simplemente que lo que perdía el PP lo ganaba Vox y lo que se dejaba por el camino el PSOE se lo llevaba Compromís. El resultado final era relevante porque suponía poner por primera vez en esta legislatura al bloque progresista por encima del de derechas. El típico y tópico reparto de escaños 50/49, sólo que con ese 50 que da la mayoría anotado en el casillero de la izquierda.

Transcurridos más de cien días desde la catástrofe, los socialistas siguen aguantando razonablemente bien el tirón, pero el PP también ha empezado a recuperarse. Ha remontado cuatro escaños, según sus propias mediciones, a costa de Vox, que sigue anotando un resultado notable (de los 13 diputados que ahora tiene, a un mínimo de 17 si las elecciones fueran mañana), pero no logra sumarse a la tendencia que la ultraderecha está marcando en el conjunto de España. En ese global, los de Abascal son la tercera fuerza política, tras el PP Y el PSOE. En la Comunitat Valenciana, sin embargo, siguen siendo, pese a la dana, la cuarta. Compromís no cede la tercera plaza.

Pero el marcador de los bloques, de momento, no se ha movido desde la dana. Si las elecciones se celebraran ahora, el Botànic volvería al Consell. Hay que advertir, sin embargo, sobre ese balance frío de los números. No hay unas elecciones convocadas, por lo que para cualquier encuestador, por bueno que sea, es muy difícil afinar el pronóstico. Y en la Comunitat Valenciana, una vez finiquitada la etapa de las indiscutibles mayorías súper absolutas del PP, estamos hablando siempre de un resultado muy ajustado, donde apenas unos miles de votos sobre un censo de más de 3,7 millones de electores puede cambiar radicalmente el color del Gobierno.

En medio de esa descarnada batalla producto del empate técnico que los sondeos señalan, la irrupción esta semana de un tercer actor, no por esperado menos disruptivo, obliga a todos a entrar en una nueva fase. Me refiero a la Justicia. En cuanto un juzgado de Catarroja (por cierto, si el TSJ no está para una tragedia de estas dimensiones, donde los afectados se cuentan por decenas de miles y las víctimas por cientos, ¿para qué está?); tan pronto como una juez de instrucción se ha puesto a hacer su trabajo, digo, el gallinero se ha desbaratado. Nos hemos pasado la semana contemplando un debate espurio sobre si el Centro de Coordinación de Emergencias es un «órgano colegiado» o tiene un responsable último. Ni una sola de las personas que perdieron su hogar o su negocio, no digo ya aquellas que han tenido que enterrar un familiar o un amigo, tiene el más mínimo interés en eso. Pero el asunto tiene una carga política muy relevante. Porque lo que está en el fondo es que el PP da por segura la imputación de la exconsellera Salomé Pradas, y por eso se lo juega todo a la carta de que ella no sea la única investigada. El PP necesita que a su lado esté sentada, también como imputada, Pilar Bernabé, la delegada del Gobierno. Si hay banquillo, que lo haya para los dos gobiernos, no sólo para uno. Esa es la estrategia. Ese es el motivo último de este empeño por que el Cecopi sea tenido por «órgano colegiado».

El tiempo juega a su favor

Mazón ha ido creciéndose conforme han pasado las semanas sin ser desahuciado. Piensa, y seguramente tiene parte de razón, que el tiempo juega a su favor. Todos sabíamos que en ningún caso iba a renunciar a la presidencia y la única duda era si el PP lo ratificaría como candidato de nuevo en las próximas elecciones. En ese dilema seguimos estando. Mazón, pero sobre todo su equipo, cree que a estas alturas no hay dudas de que volverá a encabezar la lista del PP. Pero todos los demás, empezando por los líderes de su organización, siguen pensando que para salvar la marca PP el partido debe desprenderse del lastre que el president supone. «Sin Mazón, el PP gana; con Mazón nos la jugamos todos, en Valencia y fuera de Valencia. La decisión no ofrece dudas», sostenía en privado esta misma semana un veterano dirigente popular, con acceso franco en Génova.

En su lucha por la supervivencia, Mazón tiene un horizonte de gobierno y otro de partido. Respecto al primero, el Palau da por seguro que aprobará los presupuestos de la Generalitat sin excesivas concesiones a Vox, lo que le permitirá transmitir sensación de estabilidad. Al mismo tiempo, la confrontación con el PSOE no remitirá sino que, al contrario, alcanzará cotas aún mayores que las que hasta aquí hemos visto. Mazón está dispuesto a dejar al PSOE, por primera vez en la historia, fuera de la Mesa de las Corts si los socialistas no se avienen a pactar la renovación de los órganos estatutarios de la Generalitat.

La jugada es de alto riesgo, pero el president está convencido de que a estas alturas tiene más que ganar mostrándose intransigente que conciliador.

Tribus

En cuanto al partido, es paradójico constatar cómo Mazón considera que es su flanco más fuerte mientras desde fuera todo indica que es el más débil. Estamos acostumbrados a hablar de las familias del PSPV. Tenemos todos un doctorado en familiología socialista valenciana. Pero en el PP, si no hay familias, hay tribus. Y están revueltas. Y al ser ahora partido de gobierno, ese alboroto en el gallinero se traslada a la gestión. La Diputación de Alicante, de momento mazonista, está parada, y la de Valencia, mazonista también, está en cuerpo y alma dedicada a trabajar para el Palau más que para sus municipios. Enfrente, los ayuntamientos de Valencia y Alicante, ahí es nada, son vistos por el Palau como enemigos, mientras que a los de Elche y Castellón se les agradecen los servicios prestados. El sindiós llega al Consell, donde según el organigrama hay dos vicepresidentes que, sin embargo, están enfrentados con su presidente o, al menos, puestos en cuarentena por él. De Gan Pampols en el Palau sólo se espera, más pronto que tarde, su renuncia. Tanta gloria lleve como descanso deja, sostienen. Y de Susana Camarero ya no se fían, sobre todo después de haber comprobado cómo en redes sociales proliferaban los grupos de camareristas defensores de que sea ella la próxima candidata a la Generalitat. Por si faltaba algo para completar un panorama intensamente movido, el expresidente Camps ha resucitado. Cuando no tiene una cena, organiza una comida. Pero empezaron cuatro y ya son cuatrocientos. Había quien se reía de él. Ahora, les preocupa. Así las cosas, el Partido Popular no celebrará el congreso regional que debía ratificar esta próxima primavera el liderazgo de Mazón. A lo largo de su historia, el PP ha suspendido muchos congresos. Pero no es habitual que lo haga cuando está gobernando. Que en esta ocasión no tenga otro remedio que aplazarlo da idea de la extrema debilidad en que los populares se encuentran.

«Sabemos exactamente dónde ha estado cada uno en esta crisis», dicen en el Palau. Podría parecer una amenaza. Es peor: es un anticipo a cuenta. Mazón no tiene más salida que tirar para adelante, porque cualquier titubeo suyo abriría aún más la puerta a los que están empujando para derribarla y echarlo del templo. Así que tiene un libro negro, en cuyas páginas va apuntando nombres y días. Si no muere políticamente antes, lo utilizará para matar, políticamente, a todos los que están anotados en él. Mazón está en su propia supervivencia. Pero, convencido de que la logrará, también prepara la revancha. Atentos.

 Opinión | TRES EN LÍNEA

Juan R. Gil

Director general de Contenidos de Prensa Ibérica en la Comunitat Valenciana

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PSPV:La alcaldesa de Albocàsser, Isabel Albalat, anuncia que se postula a la secretaría general en Castellón

 Sobre la bocina: el sector crítico 'ata' su candidata para enfrentarse a Falomir por el control del PS

CASTELLÓ. El sector crítico del PSPV de Castellón logra atar sobre la bocina una candidata para pelear por la secretaría general en el congreso provincial del próximo 5 de abril en Segorbe. La alcaldesa de Albocàsser, Isabel Albalat, muy próxima a Ernest Blanch, ha anunciado este viernes que formalizará mañana, sábado, su precandidatura para medirse en las urnas con Samuel Falomir, quien ya anunció semanas atrás su intención de presentarse a la reelección.

La noticia no ha supuesto ninguna sorpresa, ya que desde hacía días en los mentideros socialistas circulaba la posibilidad de que al final los descontentos armaran una alternativa, como así ha sido. Más cuando desde la corriente de Fernández Bielsa existía (y existe) un especial interés por disputarle al alcalde de l'Alcora el liderazgo en la provincia. Fuentes consultadas aseguran que este jueves ya hubo un primer conato con el alcalde de Montanejos, Miguel Sandalina, quien terminó por difuminarse.

Albalat ha asegurado que su candidatura persigue dar un nuevo impulso que “permita ganar la Diputación en 2027, recuperar el mayor número posible de alcaldías y convertir a Diana Morant en la primera presidenta de la Generalitat Valenciana”. Según ha señalado en un comunicado, su lista se caracteriza por ser municipalista, plural, integradora y feminista, que "posibilitará que por primera vez el partido esté liderado en la provincia por una mujer". La alcaldesa de Albocàsser, que ganó sus primeros comicios en 2019, ha mostrado su disposición a liderar un equipo integrador, en la que todos los territorios sean importantes. Según ha explicado, “vamos a trabajar para toda la gente de la provincia, tanto si viven en grandes poblaciones como en pequeños municipios”.

La decisión de Albaltat de dar un paso al frente implica que la elección del nuevo referente del PSPV en la provincia se resolverá en un plebiscito. Sin embargo, está por ver si el movimiento busca una confrontación directa por el control del PSPV o simplemente abrir una negociación para que el sector crítico mantenga su cuota dentro de la composición de la nueva Ejecutiva Provincial. En el caso de que se llegase a unas primarias, la primera vuelta se celebraría el 2 de marzo y la segunda, una semana después (el 9 del mismo mes).

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Este viernes, el PSPV de Castellón ha puesto en marcha el proceso orgánico en el comité provincial celebrado en el Auditorio de Sant Mateu. El primer paso del calendario establecido tendrá lugar este sábado, jornada marcada para la presentación de precandidaturas a la decretaría general. En caso de que se registren varias, se abrirá un proceso de primarias entre las opciones que consigan el número de avales requerido, el 15% de la militancia. Las primarias se desarrollarán el domingo 2 de marzo y, si ninguna candidatura supera el 50% de los apoyos, el 9 de marzo se habilitará una segunda vuelta.

A partir de ahí, el calendario congresual continuará con las asambleas para la elección de las personas delegadas y los congresos comarcales de restos, que deberán celebrarse entre el 21 y el 30 de marzo. Finalmente, el sábado 5 de abril se cerrará el proceso con la proclamación de la nueva dirección del PSPV de Castellón.
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