"Otro despilfarro más de los gobiernos que echan por tierra lo que el anterior ha previsto y no lo consideran ya interesante", critican desde La Unió Llauradora, que afea al Consell actual no haber tomado el relevo del proyecto
VALÈNCIA. Dos de marzo de dos mil veintidós. Palau de al Generalitat. El anterior jefe del Consell, Ximo Puig, presenta junto a la entonces consellera de Agricultura, Mireia Mollà, las principales organizaciones agrarias y la aceleradora Innsomnia, el megaproyecto que revolucionaría la investigación y la innovación en el campo valenciano. Se trataba de la puesta en marcha de cuatro agro-hubs, cada uno enfocado en una actividad del sector agrícola puntera en su región, y que se enmarcaba dentro de la iniciativa la Digitalizadora Agraria.
Pero a aquella puesta en escena, acompañada de una celebración claramente prematura, le ha seguido un silencio sepulcral durante tres años. De aquel anuncio a bombo y platillo nada se sabe a día de hoy. El megaproyecto de los cuatro agro-hubs ha corrido la misma mala suerte que otras iniciativas al quedarse guardado en el baúl de los olvidos. "Otro despilfarro más de los gobiernos que echan por tierra lo que el anterior ha previsto y no lo consideran ya interesante", critican desde La Unió Llauradora, que afea al Consell actual no haber tomado el relevo del proyecto para el que la Generalitat había anunciado la inversión de seis millones de euros.
Sin embargo, la aceleradora Insomnia destaca que el problema no reside en la gestión de ninguno de los dos gobiernos autonómicos, sino en las expectativas que se generaron por parte del Gobierno al anunciar que habría un PERTE Agroalimentario que finalmente lanzó el Ministerio de Industria en lugar del de Agricultura. "Aquel proyecto no salió porque se iba a hacer al amparo del PERTE Agroalimentario, pero al hacerlo el Ministerio de Industria solo acogía proyectos desde su fase industrial de los alimentos, dejando fuera la parte agrícola, que era lo que se diseñó", explican.
Después de que el PERTE fuera lanzado por la cartera de Industria, la Generalitat trató de captar fondos europeos mediante otras vías o bien con la esperanza de un PERTE que sí contemplara toda la cadena productiva, incluyendo la fase primaria del campo. Sin embargo, la tentativa se quedó sólo en eso, mientras que una parte importante de agricultores valencianos se quedaron esperando la construcción de esos agro-hubs que, en muchos casos, generaron una gran expectativa por las sinergias que podía generar, así como atracción de inversiones y nuevos puestos de trabajo. De hecho, el proyecto de la Digitalizadora Agraria planteaba crear casi 6.000 empleos en total repartidos por varias comundiades autónomas a través de los fondos Next Generation.
Estos agro-hubs, que se iban a ubicar en las localidades de Morella, Requena, Polinyà del Xúquer y Elche, se iban a especializar en ganadería, viticultura y enología, agricultura mediterránea y gestión del agua, respectivamente. Estos centros de innovación debían estar liderados por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), La Unió de Llauradors i Ramaders, Cooperatives agro-alimentàries Comunitat Valenciana y Jóvenes Agricultores ASAJA-Alicante.

La iniciativa 'Digitalizadora Agraria', que fue anunciada por el anterior Consell como un proyecto a las puertas de ser prácticamente una realidad, aspiraba a aglutinar una inversión de hasta 500 millones de euros y con los que se podrían crear hasta 5.431 puestos de trabajo, fundamentalmente centrados en mujeres y jóvenes en el mundo rural de 203 municipios.
El objetivo de la propuesta consistía en mejorar la competitividad, sostenibilidad, trazabilidad y la seguridad alimentaria a nivel nacional, con la participación de más de 6.000 agricultores y ganaderos, cooperativas, y agroindustrias de siete comunidades autónomas, entre ellas la Comunitat Valenciana.
En aquella presentación de Puig en el palau, el entonces jefe del Consell agradeció el trabajo realizado por el centro tecnológico Ainia y por el hub de innovación Insomnia, por impulsar la iniciativa, así como por los alcaldes y alcaldesas de los municipios que participaban en el proyecto, y a los representantes de organizaciones agrarias y cooperativas, que también formaban parte del ecosistema agroalimentario. Y lo cierto es que ya se habían realizado estudios y analizado las ubicaciones que tendrían estos cuatro agro-hubs, algo que suscitaba especial interés sobre todo a los propietarios de terrenos que podían verse afectados.
Líderes mundiales y cursos de formación
Una de las promesas que acompañaron al anuncio de estos cuatro agro-hubs era que serviría para reunir a líderes mundiales del sector. La Universidad Politécnica de Valencia impartiría en Requena cursos para el manejo de drones agrícolas, así como para el uso de tecnología digital, con una visión internacional de los desarrollos que se están produciendo en otros países del norte de Europa, Israel, Asia o Latinoamérica.

El megaproyecto estaba lo suficientemente avanzado como para que ya se hubieran determinado las ubicaciones. El hub de Requena se había proyectado en el polígono de El Rebollar y se especializaba en la agricultura continental, con especial incidencia en la viticultura. El proyecto establecía inicialmente una extensión de unas 50 hectáreas para campo de pruebas que estarían gestionados por la Federación de Cooperativas Agroalimentarias.
El hub de Morella, por su parte, se iba a especializar en ganadería y forestal bajo la gestión de La Unió. El de Polinyà del Xùquer se instalaría en la Finca Sinyent de AVA y experimentaría en agricultura mediterránea, mientras que el de Elche, gestionado por Asaja-Alicante, pretendía avanzar en la gestión del agua con las últimas tecnologías digitales.
El proyecto iba a contar inicialmente con una red de seis hubs al sumar los Rural Innovation Hubs de Carmona (Sevilla), especializado en aceite de oliva, y el de Barrax (Albacete). En estos agrohubs se pretendía experimentar y formar a los agricultores en la digitalización del sector agrario con tecnologías como la inteligencia artificial, la sensórica a través del internet de las cosas, la robotización, los drones, el blockchain, el mantenimiento predictivo, la analítica de datos, los tractores inteligentes o la realidad aumentada, entre otros avances.
Además, la Digitalizadora Agraria contaba con un pool de grandes empresas tecnológicas, importantes actores del sector agroalimentario y una amplia capilaridad de cooperativas y explotaciones agrarias y ganaderas ubicadas en Comunitat Valenciana, Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia, Castilla y León, Cataluña y Madrid.
Entre ellas destacaban AgroBank, entidad financiera líder en el sector agroalimentario y del mundo rural en España, del grupo CaixaBank; Telefónica de España a través de su área de Telefónica Empresas; la estadounidense Esri, líder mundial en Sistemas de Información Geográfica (GIS); la firma japonesa de tractores y maquinaria agrícola Kubota; el líder de drones agrarios chino DJI a través de su filial ASDrones; la empresa Asdron Spain especializada en agricultura de precisión; la multinacional italiana Sipcam especializada en protección de cultivos y bioestimulantes.
También se unió Agerpix, con soluciones digitales a medida; el grupo de certificación internacional líder en el mundo Kiwa; la empresa de soluciones digitales para cultivos de alto valor Fede; Grupo Gimeno, con sus unidades de negocio especialistas en agua, residuos, energía y digitalización; la firma de gestión del agua y residuos Facsa; la compañía Vainsa con soluciones de gestión inteligente de explotaciones agrarias y de infraestructuras hídricas; VisualNACert, la plataforma tecnológica de soluciones digitales para la agricultura o el grupo de ingeniería Grupotec especializado en energías renovables así como en valorización y eficiencia energética. La Politécnica de Valencia debía actuar como centro tecnológico y formativo, aportando la parte de I+D+i en el ámbito agroalimentario
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