diumenge, 13 de juliol del 2025

Sánchez ni puede ni debe irse

 


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En ‘Franco: el dictador que moldeó un país’ (Debate), el periodista e hispanista Giles Tremlett, señala que quizá el legado más dañino que ha dejado el franquismo haya sido la corrupción. En esta recomendable biografía se apunta cómo el nepotismo y las corruptelas que imperaban en el seno del régimen han perdurado hasta nuestros días. El ‘favor’ al familiar, al amigo, al familiar del amigo, al amigo del amigo y así hasta construir árboles genealógicos para colocar a afines en cargos públicos sigue sin dar miedo suficiente y ni tan siquiera la vergüenza que debería.

Del nepotismo a la corrupción se salta más rápido de lo que pueda parecer. El lapidario que, a partir de grabaciones recogidas en sumarios, retrata ese legado es extenso. Una de las frases imposibles de olvidar es la del que fuera presidente de la Diputación de Valencia y del PP provincial, Alfonso Rus, contando, dentro de un coche, 12.000 euros en comisiones procedentes de un constructor: “Correcto ahí hay un millón... Aquí hay un millón más. Que hay 24.000 ahí..., 3.000, 4.000, 5.000, 6.000,... 12.000 euros, dos millones de pelas”.

Sin movernos de Valencia ni del PP hay otra memorable. Vicente Sanz, que fue también secretario general del partido allí, le confesaba a Eduardo Zaplana que estaba en política para forrarse. El verbo es el que utilizó él en una frase que aparece en una grabación judicial del caso Naseiro. El que fuera ministro de Trabajo le contestaba sin disimulo: “Tú pides la comisión… y luego nos la repartimos bajo mano”. Zaplana, un ministro de Aznar. Como Matas y Rato. Hay que recordarlo porque escuchar estos días al expresidente dar lecciones de moralidad y pronosticar “cárcel” para Sánchez demuestra lo que ya sabíamos y es que sigue vocalizando mal y teniendo muy poca vergüenza.

Algo parecido le pasa a Felipe González porque no solo comparte bronceado con Aznar. También acumula episodios en su pasado que le obligarían a una mayor humildad, una cualidad de la que siempre careció y que tampoco ha cultivado con el paso de los años. En su época se acuñó el concepto de cultura del pelotazo y ha olvidado que, como se ironizaba al final de su etapa, Roldán, el jefe de los guardias civiles huyó con el dinero, y Mariano Rubio, el jefe del dinero, acabó entre dos guardias.

Así que medio siglo después de la muerte del dictador seguimos con titulares que vinculan la obra pública de toda la vida con contratos bajo sospecha. O pelotazos, nada menos que durante una pandemia, con fraudes fiscales y el ático de una presidenta que nadie sabe cómo se ha pagado. El españolito al que cantaba Sabina, ese que veía y aún ve la tele, asiste atónito, defraudado o cabreado, irá por barrios, a carruseles en los que se entremezclan informaciones veraces con rumores o incluso falsedades mientras opinan analistas que merecen ese calificativo y otros que se limitan a repetir argumentarios de partidos.

Aunque se guarde de dar detalles, sabemos qué ofrece Feijóo a sus votantes: un regreso al aznarismo, una visión miope y provinciana de España y un modelo económico que hará felices a las rentas más altas. Y pese a marear a los periodistas, el PP ha dejado claro que si tiene que pactar con Vox lo hará (tampoco es que hubiese muchas dudas). Es una diferencia interesante respecto a Sánchez o cualquier otro candidato socialista. El PSOE nunca tendrá a Abascal como socio, ni dentro ni fuera del Gobierno. En un momento en que la extrema derecha europea intenta no usar la palabra “remigración” porque les parece excesiva, Vox se abraza a conceptos como este. Solo es el último ejemplo que prueba que la de aquí es tan o más casposa y peligrosa que el resto.

Abascal y Aznar no se lo ponen fácil a Feijóo para superar sus disparates aunque el líder del PP está dando muestras de que se aplicará para no quedarse atrás. Quienes quisieron escuchar un discurso centrado y centrista hace una semana en la clausura del congreso del partido igual no prestaron toda la atención necesaria. En su intervención en el pleno del miércoles, solo tres días después, demostró que su táctica no será otra que la del navajazo y el ataque personal. Vamos, que no es que solo su fiel Tellado sea así. Es que todos van a ser como Tellado.

Ahora bien, el mal menor no puede ser la única propuesta del PSOE ni la de sus socios porque sería tanto como asumir que la legislatura ya está muerta y que no hay nada que ofrecer a un electorado que pese al cabreo se resiste a pensar que no hay alternativa a la derecha y extrema derecha. Parece que Sánchez ha empezado a entenderlo y que está dispuesto a volver a levantarse. O al menos a intentarlo a falta de que nuevas revelaciones judiciales den al traste definitivamente con sus planes.

El debate de este miércoles no era formalmente una cuestión de confianza, pero en la práctica hay que entenderlo como tal. Y Sánchez lo superó. El presidente no puede irse y a sus socios, en el Gobierno y en el Parlamento, no les conviene que lo haga, a menos que se demostrase que estamos ante un caso de financiación ilegal de su partido. A fecha de hoy, en el PSOE no hay un candidato que ni tan siquiera le haga sombra. Además, algunos cargos veteranos recuerdan que la renuncia de Zapatero a repetir en 2011 perjudicó aún más a los socialistas, cuyas expectativas, entonces como ahora, eran también aciagas.

Hace años, antes de que Sánchez se convirtiese en secretario general del PSOE, un dirigente resumía en una conversación informal cuál era la manera de mantenerse a flote en un partido: orden, disciplina y fe ciega en el mando. Me temo que es una receta exportable a la mayoría de formaciones viendo cómo los hiperliderazgos han acabado imponiéndose. Pero los partidos no son iglesias ni los militantes son feligreses. Tampoco los votantes. Y aún menos los de izquierdas que aspiran a una sociedad más igualitaria y un gobierno que no confunda democracia con plutocracia.

Crear una agencia anticorrupción (esperemos que con más competencias y medios que las que sobreviven en las autonomías), endurecer las condenas por los delitos contra la administración pública, duplicar los plazos de prescripción para evitar que los casos caduquen o intentar impedir que las empresas que hayan participado en casos de corrupción accedan a concursos públicos son medidas que van en el sentido correcto aunque los expertos en transparencia avisan de que se quedan cortas y que algunas, por ejemplo las referentes a las empresas, no serán tan fáciles de aplicar como pueda parecer.

Pero además es imprescindible que el Gobierno y sus socios se planteen qué alternativa ofrecen a una alianza de la derecha y la extrema derecha. Al Ejecutivo le corresponde liderarla, pero si los socios parlamentarios no arriman el hombro (y eso implica también la voluntad de sacar adelante proyectos como los presupuestos) solo se prolongará la agonía mientras se va llenando el saco de votos de Abascal.

eldiario,es


El Consell del PP de Mazón ya está en tiempo de descuento

 


Opinión | Tribuna

El Gobierno de España, los alcaldes y alcaldesas y la militancia del PSPV-PSOE estuvieron, están y estarán en la calle al lado de la ciudadanía.

Carlos Mazón

Carlos Mazón / M. A. Montesinos

Nunca un presidente de la Generalitat había generado tanto dolor, indignación y rechazo desde que la sociedad valenciana recuperó las instituciones de autogobierno en 1982. Se trata, claro está, de Carlos Mazón, investido jefe del Consell por las Cortes Valencianas tal día como hoy ahora hace dos años. En ese breve lapso de tiempo, las promesas hiperbólicas del presidente popular han quedado convertidas en confeti. El 80% de la ciudadanía no lo quiere de presidente y dos de cada tres valencianos considera que la Comunidad Valenciana está ahora peor o mucho peor desde que Mazón empezó a gobernar.

La parálisis de la Generalitat tras la dana del pasado 29 de octubre tiene mucho que ver con la valoración que hacen los ciudadanos de Mazón y su gobierno. Pero es evidente que el resto de sus políticas también ha impactado en una sociedad que observa cada día como empeoran los servicios que dependen de la Generalitat.

Mazón siempre ha antepuesto su ansia por alcanzar el poder y por mantenerlo a costa del interés general. Fue el primero en toda España en alcanzar un acuerdo de gobierno con la extrema derecha de Vox, aunque para ello tuviese que firmar el pacto de la servilleta con un condenado por maltrato machista. De ese pacto de la servilleta salió un gobierno de coalición que decidió, entre otras medidas, cerrar la Agencia Valenciana de Emergencias, negar el cambio climático, romper la unidad de los partidos contra la violencia de género y recortar derechos y libertades. Sin embargo, apenas transcurrido el año, Vox decidió que era mejor presionar a Mazón desde fuera del Consell. Y desde entonces, el popular se esmera por hacer suyo el ideario de la ultraderecha, con especial énfasis en las políticas de deterioro de los servicios públicos y en la rebaja de impuestos a los más ricos.

En esta situación llegó la dana del 29 de octubre, de cuya peligrosidad ya habían advertido los servicios meteorológicos 48 horas antes. Y Carlos Mazón, el presidente de la Generalitat que había jurado su cargo con “absoluta dedicación al pueblo valenciano” decidió irse al Ventorro a pasar el día, mientras los valencianos se ahogaban en la Ribera Alta, en la Plana de Utiel-Requena, en la Hoya de Buñol, en la comarca de l’Horta Sud y en València. En total, 228 vidas humanas perdidas y miles de hogares y comercios arrasados mientras el gobierno del PP practicaba el absentismo laboral y dejaba a la ciudadanía abandonada a su suerte.

Desde entonces hemos visto a Mazón, a sus consejeros y a los dirigentes del Partido Popular paralizados, divididos e incapaces de poner en marcha la reconstrucción. Atrapados en el Ventorro, incapaces de explicar de qué hablaron con el presidente de la Generalitat el día de la dana y dónde y con quién estuvo en las horas más críticas de la sociedad valenciana.

El PP ha intentado ocultar su parálisis y su incompetencia manifiesta con un victimismo recurrente, responsabilizando al Gobierno de España de todos los males y presentando a Mazón como una víctima más del 29-O. Nada más lejos de la realidad.

En menos de dos años, Mazón ha llevado al desastre las cuentas de la Generalitat. Recibe un 50% más de dinero del Gobierno de España mientras anuncia impagos a farmacias, dependientes, o residencias. Ha deteriorado los servicios públicos. Las listas de espera en sanidad aumentan, los bomberos no pueden cubrir los turnos y servicios como el metro incumplen los protocolos de seguridad. Y también, pero no menos importante, el Consell del PP -jaleado por Vox- ha recortado derechos y libertades. Ahí están sus declaraciones contra las víctimas de la dana, la universidad, los valenciano hablantes, los científicos, las mujeres, los migrantes…

En definitiva, Carlos Mazón cumple dos años desde que fue investido y ya sabemos que está en tiempo de descuento. Cada minuto que pasa es mayor el dolor, la indignidad y el rechazo que provoca en la sociedad valenciana, incluidos los votantes que de buena fe confiaron en el Partido Popular.

El Gobierno de España, los alcaldes y alcaldesas y la militancia del PSPV-PSOE estuvieron, están y estarán en la calle al lado de la ciudadanía. Acompañando a la gente, manteniendo viva la memoria de las víctimas y trabajando sin descanso para recuperar cuanto antes la normalidad tras una catástrofe de dimensiones épicas.

Desde aquí le exijo a Mazón y al PP: convoquen elecciones a la Generalitat y que la sociedad valenciana elija. Las y los socialistas estamos preparados. Tenemos liderazgo, proyecto y equipo. No permitan que se alargue más el tiempo de descuento..

levante EMV

BOMBAZO "FEIJÓO LLEGO A PRESIDENTE XUNTA GALICIA INVENTANDO BULOS PARA DESPRERTIGIAR A SU RIVAL"



Entrevista Isabel Albalat, alcaldessa d'Albocàsser

dissabte, 12 de juliol del 2025

AJUNTAMENT DE LES COVES: RESPECTE ALS DE MÉS PER LA MAGDA, L´ACTUAL EQUIP DE GOVERN A REDUÏT EL DEUTE BANCARI EL 39,72%

Ara es deuen als bancs  559.000 €


¿Cuánto dinero debe tu ayuntamiento a los bancos? Mapa de todos los municipios de Castellón

La tendencia de reducción se frena en los últimos tiempos



Bartomeu Roig

Bartomeu Roig

Castellón

La gestión de un ayuntamiento es muy diferente a la de una simple familia. Sobre todo, por las obligaciones burocráticas. Pero hay un aspecto en el que coinciden: siempre es mejor tener la deuda controlada y, a poder ser, no tener pagos pendientes con los bancos. El Ministerio de Hacienda ha dado a conocer la información sobre deuda viva de los consistorios, que muestran cómo Castellón, en general, ha hecho los deberes.

Un año más, se reduce este apartado, de modo que se mantiene la tendencia positiva de la última década. Desde el 2015 al cierre de las cuentas locales de 2024, la deuda municipal ha caído a menos de la mitad, con una disminución del 56,36%. De los casi 262 millones se pasa a 114,2. La vertiente menos favorable tiene que ver con la comparativa sobre 2023: si se suma la deuda total de todos los municipios con las entidades financieras, la reducción se limita a apenas 225.000 euros.

En primer lugar, destacan aquellas localidades que no deben nada. Son la mayoría, unos 80 de los 135 municipios de Castellón. Casi todos son pequeños, aunque destaca el caso de Entonces, que de nuevo tiene su deuda a cero, o l’Alcora, que en 2023 liquidó la mayoría del capital pendiente, y en 2024 se deshizo de los 40.000 euros que aún debía.

Los que más bajan

Peñíscola es el punto que más reduce su deuda: de 7,2 a 5,7 millones en un año. El alcalde del municipio, Andrés Martínez, apunta que esto se debe "al pago de los préstamos suscritos para abonar sentencias urbanísticas heredadas del pasado". Además, apunta a que este verano "incorporamos tres millones de remanentes del presupuesto anterior, por lo que en este momento tenemos menos de dos millones". De esta manera, añade, se parte de una situación cómoda para afrontar inversiones futuras.

La segunda ciudad donde más baja la deuda es la Vall d’Uixó, que con 9,9 millones, reduce el importe total en un 11%, tras liquidar 1,3 millones. Desde este consistorio afirman que esta disminución "es debida a la amortización de préstamos antiguos, que venían de hace tiempo y han acabado", y remarcan que en estos momentos "se debe menos de la mitad de lo que había antes de la entrada del actual gobierno", comandado por la socialista Tania Baños. "La premisa es la de no endeudarse más de lo que se amortizaba cada año, para invertir con responsabilidad", concluyen.

Más deuda para hacer inversiones

Castelló es la ciudad más poblada, y por eso tiene un presupuesto más abultado (231 millones en este 2025) y mayor deuda. En 2024 creció en 5,4 millones, para quedarse en un total de 31,2 millones. Puede parecer una cifra muy abultada, pero se debe tener en cuenta que en el ejercicio anterior se hizo un préstamo de 13 millones para financiar diferentes inversiones en la ciudad, como las obras de diferentes fases en la zona de bajas emisiones. También crece en Vall d’Alba, aunque parte de una deuda de apenas 87.000 euros al cierre de 2023.


 La segunda localidad más poblada, Vila Real, ha menguado su deuda un 3%, al pasar de 25,2 a 24,4 millones de euros. Su alcalde, José Benlloch, ha mencionado en diferentes ocasiones que se ha tenido que controlar este apartado, debido a la obligación de pago de sentencias urbanísticas pasadas.

Grandes municipios

De los otros grandes municipios de Castellón, Burriana adelgaza su endeudamiento en 1,1 millones (está en 4,3), y Vinaròs y Benicarló bajan en un millón cada unoAlmassora aumenta en algo menos de 700.000 euros, mientras que Benicàssim engrosa un 60%. Eso sí, mantiene una tasa baja, al pasar de 89.000 a 143.000 euros.

elperiodicoMediterraneo