Es una dejación de responsabilidad que el PP, que interpuso el recurso, se escude en la decisión del TC
RAQUEL ANDRÉS DURÀ
19/12/2017 18:27 | Actualizado a 20/12/2017 03:04
‘A la valenciana’ es aquella expresión que se decía tanto en las televisiones nacionales en 2015, por primera vez en mucho tiempo con unas connotaciones positivas (u optimistas): se refería a la materialización de un pacto político entre formaciones políticas diferentes y con un aparente buen entendimiento. Nacía aquel gobierno de PSPV y Compromís, con apoyo de Podemos (cada vez más tímido, pero eso es otra historia), centrado en lo social. Su primera medida estrella fue la asistencia sanitaria universal. Para todos. Incluidas las personas que, aun ‘sin papeles’, siguen siendo personas. Era un contrapeso frente a una de las primeras medidas estrelladas de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, en 2012, que limitaba el acceso de estas personas a urgencias, maternidad y cuidado de los niños.
Ahora que está de moda eso de cercenar las autonomías, han decidido aplicarnos el 155 pero ‘a la valenciana’. Hoy conocíamos que el Tribunal Constitucional anulaba definitivamente la sanidad universal en el País Valencià. Más preocupante es, aún si cabe, que no es la primera vez que nos intervienen: antes ya vino la supresión del copago sanitario, los obstáculos al plurilingüismo en la educación o el incomprensible varapalo contra el derecho civil valenciano, existente en otras comunidades autónomas sin ser motivo de batalla política.
Pero es que tampoco es nuevo aquí, sabemos que el uso del Tribunal Constitucional como herramienta política ya ha tenido sus consecuencias en otros territorios, como Catalunya o Andalucía. Lo explica muy bien Ignasi Muñoz en su artículo sobre la autonomía tutelada en el digital La Veu , así que no ahondaré en la cuestión más puramente política.
Me interesa la parte social, la humana: ¿A quién le alegra que miles de personas (son 21.000 los beneficiarios) queden fuera de la cobertura sanitaria gratuita? ¿Quién se da palmaditas en la espalda por conseguir que legalmente no pueda ir una mujer sin recursos al médico a hacerse un chequeo porque está preocupada por el cambio de color de su menstruación o porque a un hombre se le haya inflamado la garganta de un resfriado mal curado?
Coincido plenamente con el president valenciano, Ximo Puig, cuando ha tildado el varapalo judicial de “profunda inhumanidad”. También aplaudo que un partido de la oposición como Ciudadanos también se sensibilice, al margen del oportunismo político, e inste a seguir dando cobertura “a todo el mundo”. No se puede decir lo mismo del PP, que ha aprovechado para soltar un paternalista ‘os lo dije’ porque era “ilegal y contra la Constitución”, como el que advierte a su hijo que si no estudia, suspenderá. Tutelaje puro, vaya.
Como siempre, se alude a que la decisión es del TC y no del PP. En mi opinión, un ejercicio de irresponsabilidad cuando ha sido precisamente el Gobierno central del PP el que interpuso el recurso de inconstitucionalidad y cuando sus miembros son designados por los partidos políticos. De momento, Puig ya ha dicho que buscarán otras vías para impedir “que se eche a nadie del sistema”. ¿Una desobediencia a la valenciana? Veremos. Lo importante, insisto, son las personas. Y su salud, al margen de que se llamen Josep, Ahmed o Nabila.
http://www.lavanguardia.com/local/valencia/20171219/433763623499/155-a-la-valenciana-opinion-raquel-andres-sanidad-universal.html
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