El momento del partido: Kael Marzá se viste de delantero
A pesar del gran partido de Albert Andrei, la jugada del partido llego con la firma de Kael Marzá. El central, que entró en la segunda mitad para dar frescura a la zaga, decidió romper el guion establecido.En una jugada de ataque, Marzá se incorporó al área contraria con la confianza de un veterano. Tras recibir un balón filtrado, el defensor emuló al mejor Gerard Piqué: con una frialdad pasmosa, realizó un control orientado que dejó sentado al cierre rival y, ante la salida del portero, definió con una sutileza de «quilates» que recordó a los grandes delanteros. Fue un gol de bella factura, impropio de un central, que puso en pie a todo el banquillo.
El C.D. Castellón ‘C’ firmó una actuación de ensueño en un partido que dominó de principio a fin, dejando sin opciones a un Vinaròs C.F. ‘C’ que se vio superado por el vendaval ofensivo de los locales. Con un bloque sólido y una delantera letal, los albinegros demostraron por qué son un equipo temible en el Grupo 3 Segunda Infantil.
Un inicio eléctrico de Albert Andrei
El partido no dio tregua. Desde el pitido inicial, el Castellón buscó la portería defendida por Bernat Navarro. Solo hicieron falta dos minutos para que la figura del encuentro, Albert Andrei Gheorghe, abriera la lata tras una gran jugada colectiva.
A partir de ahí, el ‘9’ albinegro entró en trance. En apenas quince minutos de absoluta locura (del 20′ al 34′), Albert Andrei anotó una ráfaga de goles que sentenciaron el choque antes de llegar al descanso. Su movilidad y olfato goleador desbordaron por completo a la defensa del Vinaròs, que poco pudo hacer ante la efectividad del ariete rumano.
Nebot y Peris: El motor del equipo
Si en punta Albert Andrei ponía los goles, en el centro del campo Adrián Nebot dictaba el ritmo del partido. Nebot no solo distribuyó con criterio, sino que se sumó al festival goleador con intervenciones decisivas en los minutos 17′, 42′ y al inicio del segundo tiempo.
Por su parte, Rodrigo Joaquín Peris aportó el equilibrio y la profundidad necesaria, viendo portería en los minutos 18′ y 50′, confirmando que el peligro del Castellón llegaba desde todas las líneas.
Solidez defensiva y rotaciones
Mientras el ataque brillaba, la línea defensiva liderada por el capitán Nicolás Cabello y Raul Andrei Iordache se mantuvo imperturbable, permitiendo que el guardameta Leo Simon Martínez viviera una tarde relativamente tranquila.
En la segunda mitad, el técnico Manel Vedri Blasco movió el banquillo para dar frescura al equipo. El momento del partido: Kael Marzá se viste de delantero
A pesar del gran partido de Albert Andrei, la jugada del partido llego con la firma de Kael Marzá. El central, que entró en la segunda mitad para dar frescura a la zaga, decidió romper el guion establecido.
En una jugada de ataque, Marzá se incorporó al área contraria con la confianza de un veterano. Tras recibir un balón filtrado, el defensor emuló al mejor Gerard Piqué: con una frialdad pasmosa, realizó un control orientado que dejó sentado al cierre rival y, ante la salida del portero, definió con una sutileza de «quilates» que recordó a los grandes delanteros. Fue un gol de bella factura, impropio de un central, que puso en pie a todo el banquillo.
El pinchazo del Sporting y el liderato albinegro
La noticia llegaba desde el otro foco de atención de la jornada: el Sporting de Castelló, que llegaba como colíder a esta fecha, no pudo pasar del empate en su enfrentamiento contra el Moreres. Este tropiezo del rival directo, sumado a la contundente victoria de los de Manel Vedri, rompe el equilibrio en la zona alta y deja la liga en un escenario apasionante, con el Castellón marcando el ritmo en la cima de la tabla.
Lección de deportividad del Vinaròs ‘C’
Más allá de la lluvia de goles y el dominio local, el partido dejó una imagen impecable para los valores del fútbol. Pese a la abultada goleada encajada, el Vinaròs C.F. ‘C’ mantuvo una actitud ejemplar sobre el césped.
En ningún momento bajaron los brazos ni cayeron en la frustración; al contrario, el conjunto visitante trató de jugar al fútbol hasta el último minuto, sin propiciar ni una sola patada a destiempo ni buscar el juego brusco. Una «buena voluntad» que honra al club vinarocense y que permitió que el espectáculo fuera puramente deportivo de principio a fin.
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