El PP ha llenado de arena de obra un polideportivo de Madrid y le ha colocado un fondo de mentira. Descubierto el pastel, las críticas por centralismo (¿no había playas para hacerlo?) y las risas no han parado. En el PSOE se han acordado de cuando Feijóo se subió a otro barco que no era el de Chanquete sino el de un narcotraficante condenado. A muchos amantes de la serie les ha dolido que el PP la use a su servicio: a fin de cuentas, Chanquete era un trabajador humilde ya jubilado, pensionista, que vivía en los márgenes del sistema, referente para un grupo de chavales con los que acaba intentando parar su propio desahucio y evitar un pelotazo inmobiliario. “No nos moverán”, cantaron en protesta. Chanquete no votaría al PP. |
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