divendres, 7 de març del 2025

Camps quiere sustituir a Mazón y cobrarse una deuda


El expresidente aprovecha la erosión del PP valenciano y la quietud de Génova para hacer ruido y reclamar su restitución

El expresident de la Generalitat valenciana, Francisco Camps.

El expresident de la Generalitat valenciana, Francisco Camps. / EP

El expresidente Francisco Camps quiere sustituir a Carlos Mazón primero en el partido y luego en la Generalitat. Cree que la crisis por la gestión de la dana le abre la puerta a recuperar lo que un día fue suyo y ha levantado la mano para recordar que en breve toca congreso regional y que espera que no haya tentación de aplazarlo. Se considera en el derecho de que el PP salde una deuda con él. Dejó sus cargos públicos hace casi 14 años, cuando su excesiva cercanía a los cabecillas del caso Gürtel le costó la imposición de un calendario judicial con el que no contaba. Nunca quiso marcharse, pero terminó cediendo a la presión de Génova porque la celebración de elecciones generales era inminente y Mariano Rajoy, después de dos legislaturas de travesía en el desierto, tenía posibilidades reales de ser presidente aquel 2011. Lo fue.

Durante estos años de retirada forzosa, Camps ha explicado a todo el que quería escucharle que el partido se había comprometido con él a dejarle volver con honores si resultaba exculpado en los tribunales. Ha estado asistiendo a congresos y cónclaves populares, para incomodidad de buena parte de sus dirigentes, y ha mantenido viva la idea del regreso en docenas de colaboradores y simpatizantes que, según ha relatado, le han ayudado este tiempo tanto como su fe cristiana. En mayo de 2024 resultó absuelto del último juicio que tenía pendiente, como también lo fue en otras nueve causas ligadas a la Gürtel.

Ahora que él y quienes le apoyan (grupos minoritarios, pero ruidosos) han decidido dar un paso al frente ante la erosión creciente de Mazón y la estrategia de Alberto Núñez Feijóo de no sujetar la silla del actual presidente, pero tampoco empujarla, resulta inevitable en las reuniones, comidas y cenas entre cargos del PP rememorar cómo se forzó la salida de Camps cuando no quería irse pero el partido ansiaba que se fuera... ¿les recuerda a algo?

Aquello sucedió así: "Presento mi dimisión como un sacrificio a España". Con esta frase adornó Camps su despedida como presidente de la Generalitat y del PP valenciano un 20 de julio de 2011. Era su manera de explicar que, en contra de lo que le pedía el cuerpo tras una reciente mayoría absoluta, daba un paso atrás a las puertas de afrontar un juicio por cohecho (el famoso caso de los trajes) para no entorpecer la llegada de Mariano Rajoy a La Moncloa, que estaba al caer.

Esa dimisión no fue sencilla. Tuvo su cocina emocional. Rajoy empujó aquel mes de julio al exministro Federico Trillo, entonces diputado por Alicante y estratega popular frente al caso Gürtel como años atrás lo fue en el caso Naseiro, a trabajarse sobre el terreno a un enrocado (y tocado) Camps. Trillo se tiró las 48 horas previas a la dimisión encerrado con el afectado y su mujer en su casa. Allí estuvieron también Juan Cotino y Ricardo Blasco. En una conversación que les debió parecer interminable, se daba vueltas y más vueltas a si Camps podía llegar a un acuerdo de conformidad con la fiscalía aceptando que era culpable de cohecho impropio pasivo por aceptar trajes, pagar una multa y seguir en la presidencia o debía tirar la toalla. Pero se le trasladó que algo había que hacer.

El entonces 'president' argumentaba ante Trillo que no quería "mentir" porque no había aceptado ropa gratis de la trama Gürtel (pese a que unas grabaciones telefónicas del sumario así lo daban a entender), ni tampoco veía lo de dejarlo... tras horas, horas y horas de conversación en su casa, recibió una llamada de Rajoy en la que se le dejó caer que el acuerdo con la fiscalía era "un parche" que no cerraría la crisis... y ya conocen el final de la historia. Dimisión. Después el propio Camps explicaría que le dejaban abierta la posibilidad de volver si terminaba con éxito el periplo judicial. Pero el periplo duró demasiado y a Rajoy, el de la supuesta promesa, 'le jubilaron' con una moción de censura. Pero Camps, 14 años después, sigue creyendo que una deuda es una deuda y que le toca cobrársela o, al menos, intentarlo. En el PP, en el de antes y en el de ahora, están perplejos.

elperiodicoMediterraneo

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