La derecha y la ultraderecha, contra los pensionistas
En el sótano de la ignominia del Partido Popular siempre hay una planta más. El miércoles pasado, en el Congreso de los Diputados, toda España pudo ver cómo se puede poner por delante la ambición personal de un líder en horas bajas, Feijóo, en detrimento de las pensiones de más de doce millones de españoles y españolas. Fue la prueba definitiva de para qué está el PP en política: a lo suyo. ¿Y Feijóo? Más a lo suyo todavía. El hombre que durante la campaña de las elecciones de julio de 2023 quiso mentir en la cara a una periodista y se llevó el mayor rapapolvo de su vida, precisamente a raíz de las pensiones, ha vuelto esta semana a reírse en la cara de los jubilados de nuestro país. Las pensiones no subirán por culpa de Feijóo. Esto es un hecho, y es irrefutable.
Pero no queda aquí la cosa. No se vayan todavía, que aún hay más. El PP votó también contra las ayudas para los damnificados de la DANA. El hombre que ha ido a Valencia a prometer millones sin ser gestor de un solo euro, cuando podía hacer algo por los valencianos afectados por esta tragedia, decidió que era mejor hacer algo por él. La solidaridad bien entendida comienza por uno mismo, debió pensar Feijóo cuando apretó el botón del NO en el Congreso. Un simple gesto para ese hombre, un palo para millones de personas.
Feijóo tiene unos índices de valoración pública peores que Pablo Casado en sus horas más bajas. No hace falta ser un lince para adivinar la razón. El liderazgo de Feijóo es el Titanic. Su camarilla gallega trata de seguir tocando, como la orquesta del barco, pero el agua entra a raudales. Cada vez que Feijóo concede una entrevista, el miedo se apodera de la planta noble de la calle Génova. Y es que se sabe cómo Feijóo entra al plató, pero no como saldrá. Es la historia de un hombre llamado fracaso, que en su derrota diaria esta semana eligió arrastrar a los pensionistas españoles a su pozo particular. No hay nadie al volante en el PP, y sus votantes lo perciben.
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