«Va a ser el peor verano de la historia sanitaria». No lo dijo ningún sindicato. Ni el PSPV. Lo dijo el conseller Marciano Gómez hace un año. Un ejercicio de sinceridad, que habría estado muy bien si hubiese venido acompañado de soluciones.
Pero ha llegado el verano y, lejos de mejorar, los problemas se han enquistado. Consultorios cerrados, centros de salud bajo mínimos, profesionales desbordados y pacientes esperando semanas. En
, 15 días para conseguir una cita. , Peñíscola y vuelven a vivir el abandono estival. Los aires acondicionados y las sustituciones fallan día sí, día también. Y, en el , se fue la luz en servicio y el gerente, desaparecido.Por no hablar de los impagos a farmacias y proveedores de material sanitario, que se acumulan como las excusas. Resulta curioso, pero no es para nada anecdótico, como en los últimos 20 solo hay impagos cuando gobierna el y que la culpa siempre sea de otros. A eso se le llama mala gestión y excusas. Y pasaremos del «Fabra, paga ya», al «, paga ya». Con este abanico de sainetes es normal que hasta Camps se anime a plantar cara al president del Ventorro.
¿De qué sirve reconocer el desastre si un año después se repite? A este Consell le cuesta aprender. O peor aún, no le interesa. Porque gobernar es anticiparse, prevenir y proteger. Y aquí se gobierna tarde y mal. Eso sí, los grandes anuncios, las fotos de inauguraciones exprés o de proyectos que ni han empezado, y las derivaciones a la privada no fallan. Porque mientras lo público se desangra, lo privado engorda. Y eso no es casualidad. Es ideología.
Opinión | LA RÚBRICA
Diputado PSPV-PSOE y portavoz de Sanitat en Les Corts
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