divendres, 11 de maig del 2018

La despoblació és una malaltia silenciosa contra la qual és urgent lluitar



La lucha contra la despoblación es una de las causas más dignas de nuestro tiempo. Una causa justa, que merece ser compartida desde un gobierno que haga de éste, un problema estratégico. Y no solo desde la perspectiva de la dignidad de quienes viven en un medio rural convertido, cada vez más, en un entorno hostil para el desarrollo en las zonas afectadas por esta enfermedad silenciosa, sino también por la dignidad de un país que no puede tolerar que parte de su historia, la que está escrita en lugares hoy en riesgo de abandono, se nos muera entre las manos sin que este gobierno se tome en serio este desafío.

La lucha contra la despoblación es una exigencia económica en la que España se juega mucho. Fijar población al territorio significa plantar cara al cambio climático, cuyos efectos se multiplican con el vacío. Para fijar población al territorio, las instituciones tienen que dar la cara con planificación a largo plazo; tienen que comprometerse con hechos.

Pero la lucha contra la despoblación es también una carrera contra el tiempo. Porque el tiempo que se pierde no se mide en horas; se mide en personas que abandonan pueblos.

En definitiva, de lo que estamos hablando es de facilitar las condiciones de vida en el ámbito rural teniendo en cuenta que debe primar algo más que la rentabilidad económica en la prestación de los servicios. Si, por el contrario, lo que prima es una visión de mercado en sentido estricto, se empieza por cargar una tasa adicional por el reparto de publicaciones periódicas y se termina liquidando las escuelas rurales o los consultorios locales porque son antieconómicos.

La equidad supone tratar de forma desigual al que de facto lo es.

La discriminación positiva en la España rural no es solo una exigencia moral en pos de esa misma equidad. Es un acto de justicia que ofrece retornos económicos en el largo plazo si entendemos de una vez por todas que revertir la enfermedad silenciosa de la despoblación es construir un dique de contención contra el cambio climático y la desertización que avanza en España. Que no se puede luchar contra esa amenaza solo desde los ámbitos urbanos, como oasis en mitad de un desierto. Que el desierto termina por devorar los oasis urbanos si falta lo elemental: la población.

En definitiva, hace falta coordinación entre instituciones y voluntad política. Una visión que nunca serán capaces de ofrecer PP y Ciudadanos para creer que esta batalla se puede ganar.

Para creer que la enfermedad silenciosa de la España vacía tiene cura.
https://sanchezcastejon.es/2018/05/10/la-despoblacion-es-una-enfermedad-silenciosa-contra-la-que-es-urgente-luchar/

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